"Los testigos" de André Téchiné congregó a un pequeño número de espectadores en la noche del lunes 1 de diciembre. Como suele decirse, pocos pero buenos.
Sin embargo, la calidad de la proyección no hacía justicia a la calidad de la película. Parecía que estuviéramos viendo un DVD pirata debido a la continua borrosidad de la imagen, pero sobre todo, al pésimo sonido.
Coincidiendo el pase de "Los testigos" con el día de la lucha contra el SIDA, la película reflejaba la irrupción de esta enfermedad en los años 80 y la estigmatización de los portadores del VIH. Y además lo hacía sin recurrir al subrayado moralizante ni a la vía emocional de lágrima fácil, como en "Philadelphia" de Jonathan Demme. Lo dicho, una joyita estética y sobre todo ética.
lunes, 1 de diciembre de 2008
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